
Semana nº4 - Verde que te quiero verde
Cada vez que abro un aguacate (palta, para mí), siento que estoy abriendo un tesoro. La forma del aguacate encaja perfectamente entre mis manos, ocupando el espacio que queda entre ellas, en posición de rezo. Su piel, a pesar de su rugosidad, no parece querer defenderse del exterior, sino que más bien aparenta ser la consecuencia de una existencia dura y sufrida. Nunca adivinarías, la primera vez que vieras este fruto casi negro, tosco y arrugado, que por dentro se esconde una paleta de verdes electrificantes que te dejan absorto con solo mirarlo.

Semana nº3 - Pedacitos de sol
Mientras separaba las naranjas buenas de las malas, pensaba en cómo, de vez en cuando, mi parte creativa se queda ahí, en algún rincón olvidado de la rutina diaria. Y cómo esa inactividad deja rienda suelta a los hongos, que avanzan sigilosos, conquistándolo todo a una velocidad vertiginosa, cubriendo todo lo que esté oculto a la luz y al aire. Invaden toda "materia viva" que se cruce en su camino, llegando a cubrirla completamente hasta dejarla sin un milímetro de superficie visible, asfixiándola.

Semana nº2 - Levantando vuelo
Este nuevo post llega después de una semana bastante sombría, en la que me dejé caer en un vacío: el vacío de sentir que no tengo nada de valor que aportar. Sí, ya sé que no es así, pero el hecho de no encontrar "señales" por dónde continuar en varios aspectos de mi vida me dejó de bajón durante varios días. Estuve bastante alejada de la cocina; nada conseguía animarme. Y, como si supieran que necesitaba un relevo, mi pequeño retoño se dedicó a hacer manjares dulces: bizcocho de naranja, merengues y galletitas de maicena.

Semana nº1 - Corazón de cebolla
Con poco ánimo, me dirijo a la cocina. Son las 9 de la noche y no tengo nada preparado... puff. Por ósmosis, agarro una cebolla y empiezo a pelarla. Con cada capa que le arranco, voy develando algo nuevo. Me asombra su color dorado, sus líneas paralelas y el brillo de cada cáscara, con forma de cuenco, que va cayendo sobre la tabla. De pronto, me doy cuenta de que ese malestar con el que llegué a la mesada se esfumó; ya no está.

Reflexiones desde la cocina
El otro día, mientras preparaba la avena en formato pudding para el desayuno de mis hijos, me preguntaba cuáles serían aquellos sabores y aromas que quedarán en su memoria. ¿Cuáles relacionarán conmigo? Definitivamente, la nariz y el paladar tienen esa cualidad mágica de evocarnos esos momentos tan queridos que quedan grabados a fuego en nuestro corazón. No se trata solo de revivir el pasado, sino de sentirnos apapachados una vez más.